• Pregunta: ¿Las medidas que se adoptaron en la última Conferencia sobre el Cambio Climático (París,2015) son realmente suficientes para detener el aumento de la temperatura global o necesitaremos medidas más drásticas?

    Preguntado por Ema Skye a Omar el 12 Abr 2016. Esta pregunta también fue realizada por Ainoa.
    • Foto: Omar Flores Rodríguez

      Omar Flores Rodríguez contestada el 12 Abr 2016:


      Buen planteamiento, Ema Skye. Es importante comprender la relación entre ciencia y política.
      La respuesta corta es no, ni de lejos son suficientes. Y dicho eso, te explicaré varios motivos.

      Pero antes de nada, no podemos detener el aumento de la temperatura, eso por desgracia ya es imparable, y sabemos casi seguro que seguirá subiendo durante siglos, y algunos de los cambios durarán incluso milenios. Lo único que podemos hacer es intentar regularlo para que los cambios sean lo más pequeños posibles.
      Para explicar esto, te pondré por ejemplo las típicas películas de un meteorito que se dirige hacia la Tierra, poniéndonos en peligro (como Armageddon). Si has visto alguna, recordarás que siempre dicen que hay una distancia límite a partir de la cual, si el meteorito pasa, el choque es inevitable. Y tratan de mandar una bomba que lo destruya antes de que llegue a esa distancia.
      Pues de forma metafórica, el cambio climático es ese meteorito, y las medidas drásticas para combatirlo son nuestra «bomba». Pero ya ha superado esa distancia mínima de seguridad, el choque es inevitable, y ya están cayendo fragmentos de roca sobre la Tierra. Aun en ese caso, sigue siendo importante explotar la bomba cuanto antes, porque cuanto más esperemos, peores serán los daños.

      Sobre la Conferencia de París, quiero citar a mi director de tesis (Fernando Valladares), al que entrevistaron justo durante esa Cumbre del Clima, y dijo que era «un enorme ejercicio de hipocresía».
      Los políticos (al menos los gobernantes actuales de la mayoría de países) se reúnen por dos motivos: para aparentar ante la sociedad que se preocupan, y para tratar de llegar a acuerdos que no les obliguen a hacer demasiados cambios en sus países.

      La cruda realidad es que no quieren tomar medidas importantes, porque las que hacen falta son incómodas de tomar, y pueden ser poco populares. Además, muchos de esos gobiernos tienen negocios con empresas petrolíferas y otros lobbies, así que en realidad intentan mantener los negocios de esas empresas, aunque sea con cierto disimulo; todos conocemos ya el tema de las «puertas giratorias», los sobornos, y en general toda esa corrupción política.

      Pero hay más. Parte de la culpa es nuestra (de la sociedad en general). En primer lugar, por elegir a determinados políticos que claramente van a actuar en beneficio de las grandes empresas, sin preocuparse tanto por la población general. Pero también porque en realidad la mayor parte de la gente no aceptaría tomar las medidas que hacen falta. La gente quiere que «nos solucionen» ese problema del cambio climático, pero sin que nos cambien nuestra forma de vida ni lo que nos gusta hacer, por mucho que derrochemos o contaminemos. Hasta ahora hemos estado viviendo de una manera insostenible. La energía que consumimos (entre combustibles, electricidad, y todo lo demás que producimos) supone más del 150% de la capacidad de producción anual de energía del planeta (según algunos estudios científicos). Esto es posible porque consumimos energía acumulada en épocas pasadas (como los combustibles fósiles), pero obviamente es imposible mantener un consumo superior al 100% a largo plazo.

      Por tanto, si realmente queremos actuar de manera responsable, nosotros debemos estar dispuestos a reducir nuestro consumo hasta niveles más razonables. Y eso implica ser más responsables, hacer esfuerzos, y perder algunas comodidades caprichosas que nos hemos permitido hasta ahora. No es fácil que la gente acepte renunciar a ciertos lujos, cuando está acostumbrada a ellos.

      Por eso los políticos, incluso los que saben que deberían tomarse medidas drásticas, rara vez las quieren tomar. Sus votantes se volverían en su contra. Así que cuando se reúnen en las Cumbres del Clima, discuten qué mínimos pueden aceptar (nunca muy drásticos), para que parezca que se haga algo, sin esforzarse mucho ni poner en peligro su imagen ante sus votantes. Encima luego casi nunca cumplen lo que prometen en esas Cumbres, al final se acaban excusando y dicen que tienen que superar ciertos límites que se habían puesto, y lo que era el límite de un aumento de 2ºC será de 3ºC, o de 4ºC…

      Por supuesto que nos hace falta tomar medidas drásticas. Debemos empezar nosotros llevándolas a cabo, en nuestras vidas cotidianas. También es muy importante hablar de esto con nuestras amistades y familiares, para concienciar al resto de la gente de que nuestro futuro depende de que todos empecemos a colaborar y ser más responsables. Y desde luego, tendremos que empezar a exigir a los políticos que hagan lo que de verdad hace falta, y votar a los que se preocupen por nuestro futuro, en vez de a los que nos quieren tener engañados, con la misma estrategia de manipulación política que ya usaban los romanos con el «pan y circo».

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